Los lotófagos y el olvido

Porque una olvida y no sabe lo que olvida

y encuentra sueltos fragmentos de puzzle,

naranjas o azules sobre una balda o en la guantera

porque el puzzle nos habla a veces desde años atrás o desde

otros planetas:

hay que jugar en favor de la memoria,

devorándonos como devora un osezno un panal y se relame luego las zarpas

durante horas,

desdeñando la flor del loto.

Y no comerla por costumbre.

Porque los fragmentos naranjas y azules nos golpean y no sabemos desde dónde,

hay que jugar en favor de la memoria,

con esquirlas de corazón como antídoto del olvido.

El osezno, el loto, la guantera, los planetas, están en la puerta,

en los parques de la ciudad,

en una falúa costeando, y no entendemos nada.

Es que uno olvida y no sabe lo que olvida

y un caos de pinceladas sueltas quieren dibujar algo, entonces,

habría que desdeñar la flor

y no comerla por costumbre.

O bien entregarse a ella, y no regresa nunca.

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