Vamos a ver

Vamos a ver, hay varias cosas a considerar en el hecho de escribir el propio nombre en una piedra:

¿en qué espacio y hacia dónde se han de dirigir las marcas? A la altura de los ojos de cualquier paseante que pueda adivinar: aquí estuvo X y dejó su rúbrica, bien; otra posibilidad, hacia la tierra, cegando a los brotes que pugnan, cobijando bichitos, con la idea de, tras veinte años, regresar y voltear y decidir: ¿era esta piedra, aquí sucedió todo? Quizás al cielo para que algún ser extraterrestre intuya los códigos y se sonría. En todo modo, la piedra habrá de sobrevivirnos, como una lápida irregular, espontánea, abandonada a la erosión y al rayo, toda gravedad y tiempo. Queríamos permanecer, eso era todo, perdón por lo pretencioso.

Hay algunos puntos a debatir en el hecho de escribir el propio nombre en el árbol:

¿habrá acusado el corte? ¿se le escapa savia y vida? ¿hasta dónde es ridícula la hendidura? Juani y Paco, dentro de un corazón, es amor, no hay duda, hacemos partícipe al árbol de tanto cariño, lo escogemos como madrina, es un honor, sus ramas protectoras nos bendicen. Se cagaría en nosotras si pudiera. De cualquier manera, hay sesgos de transitoriedad: la posibilidad del incendio, la posibilidad del hacha, la cicatrización deformante. Ojo, no desdeñemos la metáfora de ser parte de algo vivo, en soledad o compañía, de algo cambiante, que crece y muere, como un hijo trivial inundado de clorofila. Igual queríamos llamar la atención por un rato, perdón por el capricho.

¡Hay tanto que decir en el hecho de escribir un nombre en la arena!:

El nombre de una misma es algo anecdótico, la siguiente ola lo borrará en segundos o la marea se lo llevará en horas, o las pisadas. Pero el nombre de otro, ¡ah! El nombre de otra, ¡hum! ¿Sirve de exorcismo? Aquí te dejo y que el mar te lleve, y te trague, y escupa las letras contra las más afiladas rocas. ¿O es el gesto más hermoso? este es tu nombre, Olatz, me gusta leerlo, si el mar ha de borrarte lo acepto, tal vez con un poso salado de melancolía, pero fue lindo el minuto que exististe sobre la playa. ¿Qué opinas? ¿es un no me aferro? ¿es un espero que pronto llegue una ola y nadie me pille escribiendo el nombre de mi amante? ¿es un mañana lo escribiré otra vez? Hay culturas que construyen las figuras más esmeradas en barro y tras cocerlo y colorearlo lo rompen sin más. La celebración del proceso y del momento presente lo impregna todo. Trabajar el desapego. ¡Ah, nombres en la arena! Entre la cobardía y el deseo. Emocional vía de escape minúscula. Afecto.

Habría una infinidad de puntos de vista en el hecho de gritar un nombre al vacío, como una llamada visceral, decirlo en sueños. Pura revelación del inconsciente y del consciente. ¿Mierda, que nadie me haya escuchado versus Ojalá le alcance el eco? Más, una infinidad ciertamente. Pero debatamos, Olatz, Olatz, Olatz, en otro momento.

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