Actos de amor
precisos como
los remos de un esquife amenazado en su deriva.
Actos pequeños sobrevolando un valle de cadáveres, la ceniza muda del gran fuego,
sobre el seco llanto, sordo, de las mujeres y hombres de la tierra;
pequeños o inabarcables por un corazón humano:
Hoy ha latido sesenta y cuatro veces por minuto,
es una buena media,
se volvió loco, galopó a las dos y cuarto,
-recibió un acto sencillo y mágico de ternura, luego, sólo pudo comer emoción
hasta la noche-,
se fue serenando dulcemente, es lo que puedo decirte,
es cierto, yo puse mi mano sobre él, y me resistí, por un buen rato, a retirarla.
Actos de amor
complejos, irrenunciables, hechos de flores,
sobre cualquier espacio y tiempo,
enfrentando la desidia,
contracorrientes.
No están jamás en los libros.
Era como un hilito,
aunque no sabría explicarlo,
había electricidad, y una música tenue, y algo semitransparente
unía a un corazón con otro
inyectándole más vida, y luego crecieron,
yo lo vi,
como globos enormes, se fueron volando.